¿Existe una diferencia entre ser salvo por Dios/Jesucristo y pertenecer al Reino?
La diferencia entre ser salvo y ser parte del Reino de Dios es un tema esencial en las enseñanzas de Jesús, a menudo explicado a través de parábolas que destacan las sutilezas entre la salvación y la plena participación en el Reino de Dios. A continuación, explicamos las principales diferencias:
La Salvación es un Regalo de Gracia
La salvación es el primer paso en la vida cristiana. Según Efesios 2:8-9, la salvación es por gracia mediante la fe, no por obras: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." Esto significa que cualquier persona que crea en Jesús y acepte Su sacrificio puede recibir la salvación. Esto se refiere al acto de ser salvo.
Jesús enseñó que muchos pueden ser salvos creyendo en Él y aceptando el don de la vida eterna (Juan 3:16), pero la salvación, por sí sola, no significa automáticamente que una persona sea un participante pleno en el Reino de Dios.
El Reino Requiere Fidelidad y Obediencia
Ser parte del Reino de Dios va más allá de ser salvo; implica vivir la fe a través de la obediencia, la administración fiel y la disposición para servir al Rey, Jesucristo. Por ejemplo, la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14-30) enfatiza que aquellos a quienes se les han confiado los recursos de Dios (tiempo, habilidades, oportunidades) deben usarlos sabiamente. Los siervos que multiplicaron sus talentos fueron elogiados e invitados a entrar en el gozo de su señor (vv. 21-23). Sin embargo, el siervo que escondió su talento fue llamado "malvado y perezoso" y fue echado "a las tinieblas de afuera" (vv. 26-30).
Así, mientras que este siervo pudo haber sido salvo, perdió las mayores recompensas y responsabilidades en el Reino de Dios debido a su falta de fidelidad. La salvación lleva a la persona al cielo, pero la plena participación en el Reino implica reinar con Cristo, algo que Jesús enfatiza en Mateo 25:23: "Bien, siervo bueno y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
En Mateo 11:12, Jesús dice: "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan." Este versículo resalta la idea de que, aunque la salvación es un regalo gratuito de Dios mediante la fe, participar plenamente en el Reino de Dios requiere esfuerzo, determinación y perseverancia. La "violencia" mencionada por Jesús se refiere a la necesidad de buscar con celo y dedicación los caminos de Dios, superando las dificultades y resistencias de este mundo. Aquellos que desean entrar en el Reino deben estar dispuestos a negarse a sí mismos, enfrentar la oposición y luchar espiritualmente para vivir de acuerdo con los principios del Reino.
¿Cuál es la ventaja de formar parte del Reino de Dios?
Formar parte del Reino de Dios va más allá de la salvación, implicando fidelidad, mayordomía, prontitud y una participación activa en el gobierno y reinado de Dios. La plena participación en el Reino es para aquellos que no solo creen, sino que también viven fielmente su vocación, cumpliendo con las responsabilidades que les han sido dadas por Dios. Esto implica recibir tanto la herencia como las recompensas que vienen con ser un siervo fiel de Cristo.
Jesús también dijo en Marcos 10:29-30: "De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones, y en el siglo venidero, la vida eterna."
Es decir, quienes forman parte del Reino, obedecen y hacen lo que Dios desea, recibirán cien veces más tanto en bienes materiales como en relaciones, y finalmente, en la vida eterna serán parte del gobierno junto con Jesús.